Relato: DIARIO DE UN ADOLESCENTE (9): "Zoo en la granja de los abuelos" Aquel verano mi hermana Raquel y yo nos fuimos a pasar las vacaciones de verano a la granja de los abuelos en el pueblo. Yo acababa de cumplir los trece a�os y Raquelita ya despuntaba como una linda mocita de diez, con su agraciado cuerpo blanquito y su cabello rubio como el oro. Para m� aquella estancia en la granja familiar era algo extraordinario, en contacto con la naturaleza y alejado de los estudios ... Y aquel a�o, como contar� a continuaci�n, inolvidable y excitante.
En la casa solariega viv�an mis abuelos paternos (ambos de 66 a�os), mi t�a Fina (una solterona de 44) y mi primo Abel (de 17 a�os, hijo de esta). Abel era un gandull�n que ayudaba -poco- en las tareas campestres, siempre pensando en sexo y con una polla descomunal. Celebraba nuestra presencia en la granja ya que, con la disculpa de atender a sus primos, escapaba de los trabajos y se pasaba el d�a correteando con nosotros por el campo y jugando como un verdadero cr�o, a pesar de que pronto ser�a mayor de edad. Abel dorm�a conmigo en la cama, por necesidades log�sticas, y cuando me cre�a dormido acercaba su cuerpo a mi espalda y restregaba su poronga contra mi trasero. M�s de una vez me bajaba el slip y met�a su miembro en la raja de mi culo, sin penetrarme, y rozaba r�tmicamente hasta correrse. Yo me hac�a el dormido pero aquella maniobra me produc�a mucho morbo, sobre todo cuando susurraba a mi oido el nombre de mi mam� o de Raquelita, y yo tambi�n me corr�a cuando notaba aquella leche caliente en la entrada de mi ano. El hijoputa fantaseaba con ellas mientras descargaba su lefada encima de m� y yo eyaculaba sin tocarme s�lo al imaginar aquel trozo de carne taladrar las conchas de las mujeres que m�s quer�a.
No tard� Abel en contarme sus secretos m�s �ntimos y c�mo bajaba sus frecuentes calenturas sin necesidad de salir de la granja. Aquella tarde despu�s de comer me llev� a las cuadras. All� hab�a una vaca lechera, una cabra, una burra y un caballo. Y por supuesto, decenas de gallinas y otras aves. En la quietud de aquella tarde calurosa los animales parec�an sosegados mientras sesteaban o com�an pl�cidamente. Abel agarr� la cabra por la cuerda que la sujetaba y se la llev� a donde yo aguardaba. Era un hermoso animal con unas espl�ndidas ubres y una singular cornamenta. Mi primo le levant� el rabo y me mostr� su cajeta. Empez� a masajearle la vagina con los dedos ensalivados y el animal se dej� hacer. Dos dedos penetraron sin dificultad y el chocho caprino tom� un colorcito sonrosado al tiempo que se hinchaba. Al rato, Abel se baj� el pantal�n y los calzoncillos y mostr� una polla grande y dura. Me pidi� que le escupiera en el glande para lubricarlo, algo que hice de inmediato. Se arrodill�, apoy� su capullo rojo y revent�n en la raja de la cabra y fue introdudiendo poco a poco aquel cipote descomunal. El animal abri� m�s las patas al tiempo que Abel bombeaba sin piedad. Los balidos acompasados de la cabra daban cuenta de que esta estaba gozando con aquella chota humana dentro. Mi primo jadeaba mientras la acariciba las ubres y le extra�a abundante leche. No tard� aquel degenerado en correrse dentro del animal. Cuando retir� su polla, el semen sal�a a borbotones del co�o del pobre cuadr�pedo.
- Ahora te toca a ti - me dijo.
Desconcertado por lo que hab�a visto, ech� a correr fuera del establo como alma que se lleva el diablo.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Abel y yo no volvimos a hablar del asunto de la cabra pero una noche cuando est�bamos en la cama, mi primo se aproxim� a m� y me susurr� al oido:
- No te puedes ir de aqu� sin haber follado con un animal; es la cosa m�s normal del mundo. Y lo mejor es que las bestias no protestan ni pueden delatarte. �Para qu� crees llevaban en la antig�edad la cabra las legiones romanas? Pues para ser folladas por los soldados, privados durante meses de mujeres para coger. Te voy a mostrar c�mo goza una burra con una buena chota humana dentro. De eso saben mucho los coste�os colombianos. Los chicos de tu edad en esa regi�n se inician en el sexo con una burra y tanto le gusta que aun mayores y casados prefieren una concha equina que la de la puta de su mujer. Y a�n hay m�s historias ...
Las narraciones zoo de Abel me excitaron sobremanera. No tard� el muy cabronazo en darse cuenta de que yo estaba empalmado como un animal (nunca mejor dicho) y dirigi� sus dedos a la abertura de mi calzoncillo, sac� mi pene y empez� a masturbarme. Aquella noche me corr� en su mano, y cuando qued� profundamente dormido en mis sue�os aparecieron todo tipo de escenas zoof�licas que me produc�an un extra�o placer. Cuando despert� me hice la firme promesa de no terminar mis vacaciones sin averiguar todo lo posible sobre el bestialismo. Ten�a, pues, que estar muy atento a todo lo que ocurr�a a mi alrededor... �Seguro que la granja de mis abuelitos me iban a deparar muchas satisfacciones!
Como ya dije, mi abuela ten�a 66 a�os, era una campesina fuerte y �gil, todav�a con cierto atractivo: un par de buenas tetas de las que se mostraba orgullosa y unos buenos muslos rematados por su culo firme por el trabajo. No le deb�a satisfacer el abuelo lo necesario porque aquel atardecer, cuando solitaria orde�aba la vaca y yo la espiaba desde mi escondite ...
La abuela concluy� su tarea con la vaca lechera y asegur�ndose de que nadie la ve�a se dirigi� al caballo que espantaba las moscas en el otro lado del establo. "Boby", el perro de la casa, la sigui� hasta la cuadra. Llam� al potro por su nombre y empez� a acariciarle el lomo. El animal agradec�a aquellos cari�os como si ya fuese costumbre. Al rato, abuelita se arrodill� y dirigi� su mano al escroto del equino acarici�ndoselo con suavidad. No tard� en excitarse
y de entre sus enormes test�culos asom� un pene oscuro rematado por un glande sonrosado y carnoso. Mi abuela empez� a masturbarlo y la polla a�n creci� m�s y se puso m�s r�gida. Situada debajo, la mujer empez� a lamerle el capullo. Yo notaba la satisfacci�n del animal, que levantaba la cola en se�al de placer y empezaba a moverse y patear r�tmicamente, demandando penetar a su due�a. Ya preparado para la embestida definitiva, mi abuela se desnud� por completo. En verdad ten�a unos buenos pechos pese a su edad y me llam� la atenci�n la abundante pelambrera que ten�a en el co�o. Se situ� debajo del caballo, no sin antes hacer una especie de cama con la paja para estar m�s alta y c�moda. Mi abuela empez� a gritar: "�Monta, monta, monta!" al tiempo que abr�a con las dos manos un co�o grande y viejo, relajado por los m�ltiples partos que hab�a tenido. El animal obedeci�, como si ya fuese habitual en �l, y le embisti� con furia hasta penetrarla e introducirle la mitad de su falo. Me tap� la boca para no gritar despavorido: �La va a taladrar! Pero ante mi sorpresa en el vaiv�n mi abuela y el potro parec�an compenetrados y mientras este relinchaba ella gritaba de placer como la zorra que era. El perro contemplaba la escena tan interesado como yo en aquella singular jodienda. Todo iba bien hasta que en el establo irrumpi� mi hermana Raquel.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
La nenita no sal�a de su asombro. Se situ� justo enfrente de la escena mientras la abuela en su delirio no se percataba de ello. Cuando la vieja sinti� los primeros chorros de semen en sus entra�as retir� el poll�n del caballo. �ste sigui� eyaculando y llen� de leche todo el cuerpo desnudo de mi abuela, tan abundante era la eyaculaci�n. "Boby", el pastor alem�n, se acerc� a la mujer y empez� a lamerle toda la lefada, desde el co�o hasta la cabeza. Mi abuela lo rechaz� con desd�n al notar que el perro estaba superexcitado y pretend�a penetrarla. Lo golpe� para que se fuera pero el can insist�a
ya con el pene babeante fuera. Mi abuela trataba de recomponerse cuando "Boby" olfate� la conchita h�meda de Raquel, mojada por lo excitante de la escena vivida, y se avalanz� sobre mi pobre hermanita. Raquelita cay� sobre sus manos, quedando a cuatro patas. El perro, salido por la excitaci�n, se precipit� sobre la nena, le desgarr� con sus dientes la falda y las braguitas y la penetr� mientras el pobre angelito ped�a ayuda. Mi abuela, aterrada y temerosa de que se supiese lo suyo con el caballo, huy� cobardemente, como si aquello no fuese consigo, y yo permanen�a atenazado en mi escondrijo incapaz de articular palabra y de auxiliar a mi hermanita.
El pastor alem�n hab�a logrado meter toda su verga e incluso abotonar a mi hermana. Al rato de bombear sin piedad aquella virginal conchita, la nena ces� en su lloro, y su llanto se transform� poco a poco en unos gemidos tenues, yo dir�a que... �placenteros! Yo no sal�a de mi asombro. El perro eyacul� dentro mientras Raquelita orgasmaba una y otra vez: el tiempo que el can tard� en deshinchar su bot�n e irse complacido.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
A punto de conclu�r nuestras vacaciones en el pueblo de los abuelos, mi primo Abel se dispuso a mostrarme lo que para �l era lo mejor y m�s exclusivo del zoo entre un hombre y un animal. Para calentarme, aquella noche me cont� c�mo mi padre hab�a sido sorprendido con doce a�os follando con una yegua:
- �Has visto la cicatriz que tiene en la espalda tu pap�? Pues fue de la paliza que le dio la abuela cuando lo encontr� d�ndole mandanga a la yegua. Ahora no hay yegua, hay burra, que es mejor y m�s viciosa.
Me dio coraje que la abuela hubiese castigado con tanta crueldad a pap� de ni�o, cuando ella follaba de casada como una puta con un caballo con una polla de un metro. �Y seguro que tambi�n lo hac�a con el perro que viol� a Raquelita! As� que sin m�s tapujos Abel y yo nos dispusimos a chingar al d�a siguiente con la burra.
Ya en el establo, con los pantalones y los calzones bajados, mi primo y yo nos dispusimos a dar y recibir placer de aquel pac�fico animal que estaba pidiendo a gritos ser follado bien a fondo. Abel me mostr� una vagina sonrosada y jugosa que se mov�a r�tmicamente cada vez que le met�an los dedos. Estaba en verdad h�meda: los efluvios pegajosos que expulsaba era se�al de que estaba lista para ser penetrada. Al poco ya estaba Abel bombe�ndola mientras yo le sosten�a la cola. Estaba mi primo en el s�ptimo cielo cuando la hembra empez� a mear con fuerza, lo que lo excit� todav�a m�s. Los orines calientes corr�an por los huevos y piernas del muchacho cuando este se empez� a convulsionar y verti� todo su semen dentro de la burra. A�n con la lefada saliendo del co�o del animal, me sub� a un madero para que mi polla estuviese a la altura de la chucha equina, y empec� yo la jodienda. Notaba la vulva y el �tero del animal muy calientes y c�mo mi pene se mojaba con la leche depositada dentro por mi primo, lo que sin duda me dio todavia m�s gusto. El hijoputa de Abel excitaba a�n m�s a la hembra, masaje�ndole el cl�toris que dec�a hab�a localizado en la burrita. �sta gozaba y gozaba, yo lo notaba por las contracciones que sent�a en el interior de su vagina. Estaba a punto de correrme cuando en mi pierna desnuda not� el picotazo de una gallina ...
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Mi primo Abel se desternillaba de risa vi�ndome como yo trataba de espantar a aquella inoportuna gallina.
- F�llatela, �lex, f�llatela�. Dale ca�a a esa puta gallina - me gritaba el muy cabronazo entre carcajadas.
As� fue como dej� de chingar con la burra. Empalmado como iba, con la polla mojada de fluidos, babeando precum, con los pantalones por los tobillos, alcanc� a la gallina. A punto estuve de retorcerle el cuello, cuando de nuevo escuch� la voz de Abel:
- �F�llate a la puta gallina!
No lo dud�: le busqu� el ano, le saque algunas plumas y le met� dos dedos en la cloaca, luego tres, bien adentro y con tanta fuerza que le romp� el huevo que estaba a punto de poner. As� bien lubricada el ave, me dispuse a meterle mi buena polla de mis trece a�os. La gallina se revolv�a y cacareaba como una posesa. Empec� a bombear, notaba mis huevos a punto de explotar, la estaba reventando ... �hasta que me corr� dentro de ella! Cuando la dej� en el suelo la pobre ave corri� hacia el gallinero ranqueante y soltando una mezcla de mierda, huevo y semen por el ano. "Espero que haya disfrutado - pens� - �no dicen de las mujeres viciosas que son m�s putas que las gallinas?"
Lleg� el d�a de la partida. Sentados a la mesa, mis abuelitos, mi t�a, Abel, Raquelita y yo, est�bamos a punto de celebrar una comida de despedida por todo lo alto. "Boby" (el degenerado pastor alem�n), a los pies de mi hermanita, ya que se hab�an hecho buenos amigos. Mi sorpresa fue cuando mi abuela puso en la mesa un exquisito asado de gallina. "Es la gallina que te follaste - me susurr� sonriente mi primo Abel- A�n debe tener tu lefada dentro. Yo no pienso probarla"
Yo no sal�a de mi asombro cuando mi abuela sentenci� toda feliz, ajena a mi aventura con la pobre ave, por la que casi muere:
- "Gallina que no pone huevos, al puchero".
�LEX
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 75
Media de votos: 7.19
Relato: DIARIO DE UN ADOLESCENTE (9): "Zoo en la granja de los abuelos"
Leida: 10112veces
Tiempo de lectura: 20minuto/s
|